Los famosos huevos de Fabergé son en realidad huevos de Pascua. El domingo de resurrección es la mayor fiesta religiosa del año en los países de Europa del este, igual que para nosotros la Navidad. El regalo más típico de esta época del año es el huevo de Pascua porque simboliza larga vida.
Peter Carl Fabergé siguió la trayectoria de su padre que era joyero y concursó con varios diseños en la Exposición Panrusa de Moscú en 1882 donde obtuvo el primer premio. Esto hizo que el Zar Alejandro III se fijara en él y le encargara un año después la realización de un huevo de Pascua para regalárselo a la Zarina María.
Fabergé realizó un huevo con cáscara de platino que contenía dentro uno más pequeño de oro que dentro tenía una gallina también de oro.
Este huevo-joya tuvo tanto éxito que el Zar le encargó realizar uno nuevo cada Pascua. Cuando murió el emperador, su hijo el Zar Nicolás II continuó con la tradición y cada domingo de Pascua le regaló un huevo a su madre y otro distinto a su mujer la Zarina Alejandra.
Este es el Huevo que le regaló a su mujer con motivo de su coronación realizado con esmalte de oro y diamantes engastados que forman el escudo del águila imperial. En su interior hay una replica en oro del carruaje con el que entraron en Moscú.
Los huevos de Fabergé siempre contenían una sorpresa. Para su realización utilizaba el esmalte guilloché, metales como el oro y piedras preciosas. Buscaba representar los colores de la naturaleza simulando flores, plantas, insectos y pájaros siempre con el estilo art nouveau típico de esa época.
Estos son algunos de los que encargó el Zar Nicolás:
En 1898 le regaló a su mujer el llamado Huevo de los lirios del valle. Está realizado en esmalte rosa con perlas y diamantes con forma de lirios. Al presionar una perla de un lateral, por la parte superior aparecen tres retratos pintados al óleo del Zar y sus dos hijas mayores.
El Huevo del cuco es de estilo barroco. Está realizado en esmalte azul-violeta y tiene un reloj en su parte frontal. La peculiaridad de esta pieza es que al presionar un botón de oro que tiene en la parte superior, sale un cuco que mueve sus alas.
La misma singularidad tiene el Huevo del naranjo que le regaló a su madre. Se trata de una réplica de un árbol en esmalte verde con frutas tropicales que son amatistas, rubíes y diamantes rosas. Al pulsar un botón, las ramas se levantan, suena música y un ruiseñor agita sus alas y abre el pico.
Otro muy característico es el Huevo de la Orden de San Jorge que está realizado en esmalte blanco con cuatro retratos del Zar Nicolás.
Fabergé fue nombrado orfebre y joyero de la corte imperial rusa y de otras monarquías europeas. La Revolución Rusa acabó con su joyería y le hizo refugiarse en Suiza hasta su fallecimiento.
De los 54 huevos imperiales de Fabergé sólo se conoce el paradero de 47. La mayoría siguen hoy en día en Rusia. Además de los imperiales, fabricó otros huevos conocidos por el nombre de los Huevos no imperiales para diversas personalidades de la época como Alfred Nobel, los duques de Marlborough o los banqueros Rothschild.
La realización de huevos de Pascua decorados es un oficio muy antiguo en Rusia pero fue Fabergé quien los transformó en un trabajo de orfebrería excepcional convirtiéndolos en joyas intemporales.
Fuente original: http://blog.hola.com/nosvamosdejoyas/2013/11/la-curiosa-historia-de-los-huevos-imperiales-faberge.html
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